Entonces, ¿qué pasó después? 

Desde principios de 2020 habíamos estado involucrados en proyectos de blockchain y, para cuando explotó el bum de los NFTs, ya estábamos ejecutando campañas de NFTs con artistas, para explorar nuevas formas de que los fans pudieran expresar su fandom. Al mismo tiempo, entendíamos perfectamente la importancia que tiene la música para conectar personas.

 

De repente, todo encajó. Se nos ocurrió el concepto de Music ID, una identidad musical vitaminada por el poder de los NFTs. Una identidad oficial que te acreditará como fan; que te permitiera encontrar otros fans como tú; y sobretodo, que fuera exportable para llevarla contigo en el metaverso.

 

Así es como pasamos de ser una herramienta para escuchar música a convertirnos en OffBeat, la arena donde los fans pueden mostrar su identidad musical.